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Crónica:FÚTBOL | Una final excitante

Fiebre de Copa

La final del Centenario de mañana enfrenta a un Real Madrid eufórico y festivo y a un Deportivo que se resiste a hacer el papel de 'carabina'

La final de Copa de mañana, la más publicitada que se recuerda, avanza por vías antagónicas. Desde Madrid se adivina un día festivo, de máxima exaltación del madridismo, deslumbrado por los oropeles del Centenario y un megasueño: el triplete, una gesta jamás lograda por un equipo español que el club de Chamartín también quiere apuntar en su fabuloso palmarés. Pero en A Coruña se resisten a aceptar el papel de carabina. Irureta, otro que aspira a la triple corona, recuerda que bajo los fastos subyace un duelo meramente futbolístico. Para evitar que su equipo se intimide como otras veces, el técnico del Depor mira por el retrovisor: 'Ganar sería otro Maracanazo'. Una alusión a la hazaña de Obdulio Varela y su tropa en la inolvidable final mundialista de 1950, cuando Uruguay inundó de lágrimas todo Brasil con su victoria en el mítico estadio de Río. El dardo de Irureta no parece haber calado en el vestuario del Madrid, eufórico tras la victoria en Vigo. Recuperado Figo, sólo bajo las palos se respira inquietud, por el debate que salpica a César y Casillas, con los papeles cambiados desde que Del Bosque envidara con el primero en Balaídos. La onda expansiva ha llegado a Riazor, donde Nuno, el portugués que calienta a Molina antes de los partidos, se ha autoproclamado titular por una supuesta promesa de su entrenador, que le dio carrete en algunos bolos coperos. A Irureta, demonizado a causa de las rotaciones, le sale ahora un feligrés. Cosas del fútbol, siempre predispuesto a que cada semana se dirima el partido del siglo. Mañana hay uno de ellos, como darán fe los 25.000 hinchas desplazados desde Galicia; como delataban ayer los reventas que exigían entre 150 y 300 euros por entrada. Una final centenaria, tan febril, con dos equipos en alza y repletos de talento, se lo merece. Porque el evento tiene todos los ingredientes: los dos últimos campeones de Liga, una entidad que lleva un siglo en la élite frente al club que más ha crecido en la última década. Si la historia obliga al Madrid el día de su cumpleaños, el Depor tiene una ocasión pintada para forjar su carácter, como Obdulio Varela, el imponente medio tallado en piedra que silenció Maracaná un día de fiesta.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 5 de marzo de 2002