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VISTO / OÍDO

Religiones

La introducción de clases de islamismo en la enseñanza sale del multiculturalismo, y parece mejor que obligar a los alumnos de otra religión a la masiva penetración católica de los colegios. Pero es engañosa. Los colegios no necesitan ninguna clase de religión que no esté comprendida en las otras ramas de lo que llamamos 'el saber' -una aproximación-: historia, arte, literatura, impregnadas por las religiones y ahormadas por ellas. Esta multiplicación me recuerda la solución adversa que se encontró para un estado duro y fuerte, el de Franco, que no fue sustituido por otro administrativo y popular, democrático, sino por la creación de una multiplicidad de estados fuertes con sus caudilletes, Arzalluz o Pujol o Fraga. Vemos en estos momentos cómo la utilización de las religiones está matando gente a diario en cualquier sitio: en la India y en Pakistán, en Palestina y en Israel; y envuelven sistemas de racismo, posesión, odio.

Una enseñanza laica es algo que en algunos momentos existió y en algunos países ha dejado algo. Dentro de las malas mañas del lenguaje: los religiosos en Francia llamaban 'enseñanza libre' a la suya, porque defendían el derecho 'a la libertad de la enseñanza religiosa', y aquí atacan el divorcio porque rompe 'la libertad del matrimonio indisoluble y eterno'. Creo que una de las actividades de política pura es la de defenderse de la impureza del lenguaje, de la distorsión del sentido del discurso. Parecía que el Parlamento estaba hecho para eso, para que la palabra libre y hasta impune permitiera el destello de las ideas, y también ha caído. En el mundo, digo. Aquí hubo un breve intento de enseñanza laica y de restitución de los valores libres; no sólo en las escuelas públicas y en las de la Institución, y en los planes de la República, sino en las creaciones de escuelas privadas. Ya saben lo que pasó. Luego no se han atrevido ni el partido socialista ni las autonomías de los caudilletes a modificarlo. Quizá haya clases de islamismo junto a las de catolicismo, puede haberlas de hebraísmo y de adventistas del séptimo día, de cuáqueros y mormones, de hinduismo. Pero nunca las habrá de ateísmo, de racionalismo, de humanidades en el sentido real de la palabra: al contrario, se suprimen. Todo es lo mismo.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 6 de marzo de 2002