El último tiro de Jasikevicius entró y le dio la vuelta a un partido que el Barça tuvo literalmente perdido. Fue un final que ni en sueños podía imaginar el equipo azulgrana después del indigesto partido que se marcó ayer en Pesaro. Pero su acelerón de última hora, combinado con la caída en barrena del Scavolini, al que de repente le entró el horroroso miedo a poner la rubrica, y la pizca de suerte imprescindible para dar el golpe de gracia acabaron dándole al Barcelona un triunfo que se antojaba imprescindible para mantener posibilidades de clasificación.
El Tau ganó un partido imposible. Jugó contra el marcador 39 minutos y 59 segundos, hasta que apareció Bennett, recién salido de una lesión, y anotó el triple de la victoria.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 7 de marzo de 2002