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OPINIÓN DEL LECTOR

¿'Rey del Estado Vasco'?

Recientemente hemos podido asistir a la presentación por parte de algunos representantes de la Udalbiltza moderada de los actos conmemorativos del 1000 aniversario de la coronación de Sancho III el Mayor, considerado por los organizadores como 'Rey del Estado Vasco', actos a los que destinará esta asociación 24 millones de pesetas, 12 de ellos para erigir una escultura en Hondarribia. Nuevamente el imaginario nacionalista nos vuelve a dejar estupefactos por su tradicional capacidad inventiva de la historia, que utiliza y altera a su antojo con tal de adecuarla a sus intereses. La razón del homenaje, aducen desde Udalbiltza PNV-EA, es que 'Sancho fue coronado como rey de los vascos' (sic) y que 'su acceso a la corona como Rey del Estado Vasco ofrece a todos los vascos la posibilidad de identificarnos con aquel momento histórico en que éramos un pueblo libre (...), que no se llamaba Euskal Herria, sino Nabarra, pero su realidad correspondía mucho más a lo que incluso hoy día entendemos como Euskal Herria'.

Es indudable que la figura del rey Sancho III presenta un gran atractivo, pero, si nos atenemos a los hechos, cuando fue coronado en 1004 sus títulos eran rey de Pamplona, de Nájera y Aragón, con un dominio sobre la mitad (sólo la mitad), norte de la actual Navarra, estando los condados de Álava y parte occidental de Vizcaya bajo la influencia política del conde de Castilla (por cierto, su suegro). Desde luego, ni se tituló 'Rey del Estado Vasco', ni siquiera de 'Nabarra', nombre que aparece mucho después en las monedas de García el Restaurador, y es cierto que poseía entre sus dominios la Rioja Alta, el Alto Aragón, además de Guipúzcoa y el Duranguesado.

Fue su política de alianzas matrimoniales con los otros pueblos peninsulares y su capacidad personal, la que le convirtió en el soberano más importante de la España cristiana. Es el momento en que, liberados del azote de Almanzor, los pueblos cristianos inician su ofensiva de teconquista, recuperando de nuevo la iniciativa. Es en esta misma época cuando un monje de San Millán de la Cogolla escribe en castellano y euskera al hilo de la copia de un texto latino, lo que demuestra la coexistencia de tres idiomas.

Si tienen ganas de gastar un dinero fácilmente conseguido, pagado con dinero de los contribuyentes, la Udalbiltza del PNV-EA puede hacer lo que quiera. Pero, si me permite una consideración, la tergiversación de la historia para adecuarlo a planteamientos actuales nacionalistas, además de suponer una perversidad, es un engaño para los ciudadanos, lo cual es aún más grave.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 7 de marzo de 2002