He leído en su edición del 4 de marzo que 'una veintena de jóvenes de estética nazi agredieron a una pareja de inmigrantes... atendidos de heridas de carácter leve'. Como padre de una de las víctimas debo aclarar que, aunque mi hijo y yo tenemos muy claro que 'todos somos inmigrantes', lo cierto es que los dos agredidos son españoles desde las suficientes generaciones como para haber perdido la memoria de sus lugares de procedencia. En cualquier caso estamos seguros de descender de honestos cromañones y no de bárbaros infrahumanos. Aunque las heridas fueron leves según el parte médico, los dos lesionados fueron golpeados, por la espalda, con barras de hierro en el cráneo y pateados cuando estaban en el suelo. Y fueron despojados de sus móviles, discman, documentación, etc., constituyendo esta táctica de robo, en mi opinión, una demostración de lo necesitados de fondos que están estos grupúsculos. Por cierto, parece que la agresión fue grabada por las cámaras de seguridad de la sede del PSOE. Me juego una cena, contra la dimisión de la delegada del Gobierno, a que los agresores no son identificados y detenidos, pese a haber actuado a cara descubierta. Fuera ironías, me resulta llamativa la falta de noticias frente a la celeridad con que la policía actuó contra los grupos de signo ideológico opuesto.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 8 de marzo de 2002