El Tribunal Supremo ha condenado al Ayuntamiento de Barcelona a indemnizar con 10 millones de pesetas a los padres de un niño que hace más de una década sufrió un accidente durante el recreo en una escuela pública municipal, que le dejó como secuela una limitación de movimientos.
El Supremo, en una novedosa sentencia establece que el responsable de cualquier colegio, en este caso una Administración pública, ha de ser tan o más diligente que 'un padre de familia'.
El accidente se produjo el 17 de enero de 1990 cuando el niño, de 10 años, y otros compañeros se encaramaron a un tejado tras subir a un muro de fácil acceso, situado en una zona utilizada como patio de recreo. Al bajar de allí, instado por una profesora, el niño, que sufría alguna deficiencia psicomotriz, se cayó y sufrió un traumatismo craneal.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 9 de marzo de 2002