Si Mozart levantara la cabeza y oyera su Réquiem, y lo viera bailado en flamenco, seguro que se quedaría algo perplejo. Pero a lo mejor hasta le gustaba en la creación de Javier Latorre, que es profunda y cala muy bien en la complejidad de una obra que nunca hubiéramos esperado ver trasplantada al arte jondo.
También es verdad que si alguien podía hacerlo es este gran coreógrafo, y buen bailaor, que se llama Javier Latorre y que constantemente indaga en las posibilidades de liberar de corsés a lo flamenco para ampliar sus posibilidades de expresión a cualquier género musical. De ahí el título de este espectáculo, Ambi-valencia, que refleja las dos fuentes de inspiración que le han servido. Hay en la misma otros temas genuinamente flamencos, incluso con letras populares bien conocidas, que sirven a sus tres excelentes colaboradores en el baile -Rosario Toledo, Juan Ogalla y Daniel Navarro- para realizar notables interpretaciones de martinetes, por ejemplo, o de tarantos, y al propio Latorre para una extensa, e intensa, creación por alegrías.
Ambi-valencia
Rafaela Carrasco y Manuel Reyes (baile). Compañía de Javier Latorre. Teatro Villamarta. Jerez de la Frontera, 7 de marzo.
Lo demás fue todo bastante convencional. Ni Carrasco ni Reyes llegaron a emocionarnos con bailes que si formalmente fueron correctamente hechos, nos dejaron bastante fríos.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 9 de marzo de 2002