Agustín Fernández se aferra aún a la idea de que las administraciones encuentren una salida para el cultivo del tabaco, su trabajo desde que tiene uso de razón y con el que mantiene a sus dos hijos. Aunque no tiene tierras en propiedad ha hecho pequeñas inversiones de secaderos que no le servirán para nada si tiene que dejar de producir.
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* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 10 de marzo de 2002