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Vallejo gana por fin, a Shírov

El triunfo de Vallejo sobre Shírov en su última partida (descansa hoy) ratifica al menorquín como una esperanza sólida. Era el 60º del mundo y la teórica víctima fácil; un novato. Pero finaliza la liga a doble vuelta de Linares con una victoria, ocho empates con grandes estrellas y tres derrotas ante Kaspárov, Ponomáriov y el ucranio Vasili Ivanchuk, subcampeón del mundo. Mucho más de lo que todos, menos él, esperaban.

Vallejo no tenía ganas de jugar ayer: "No lo dije antes para que no sonase a excusa barata, pero me encontraba físicamente mal desde que perdí con Ivanchuk. Y mi moral se resquebrajó mucho tras no ganar a Adams y perder con claridad ante Ponomáriov". Así que ofreció tablas en la 9ª jugada, pero Shírov, un luchador ejemplar, las rechazó.

Desde ese momento, la lucha fue muy interesante. Los análisis superficiales realizados en la sala de prensa, más atenta a la partida de Kaspárov, indicaban que Vallejo estaba poco menos que perdido. Sin embargo, él se veía bien: sacrificó un peón para atacar por el flanco de rey y, al mismo tiempo, reagrupar sus fuerzas hacia el otro ala para recuperarlo. Eso es exactamente lo que pasó, aunque Shírov pudo jugar mejor.

Tras la ansiada victoria, a Vallejo se le habían pasado todos los males: "Ahora me siento mucho mejor que hace 24 horas. Pero reconozco que, a veces, el ajedrez tiene algo de absurdo. No gané posiciones ganadoras contra Ivanchuk, Kaspárov y Adams, en partidas que jugué con la máxima energía. Hoy he llegado al escenario sin ganas de jugar, y he ganado". Y respondió así a quienes creían que, con el peón de menos, estaba perdido: "Si se juega muy bien no se puede perder, y yo había jugado muy bien para sacrificar ese peón".

* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 10 de marzo de 2002