La participación en las actividades de los grupos antiglobalización ha puesto en aprietos a la mayoría de los partidos políticos. El Partit dels Socialistes de Catalunya (PSC), que ha dado libertad a sus militantes para manifestarse, ha visto cómo el Partido Popular (PP) ponía en tela de juicio su europeísmo por formar parte de una de las plataformas críticas, el Foro Social de Barcelona. El líder del PSC, Pasqual Maragall, que ha defendido públicamente la postura del partido, precisó no obstante que los socialistas no están en contra de la cumbre, ni mucho menos, sino que apuestan por reforzar los aspectos sociales de la construcción europea.
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Convergència Democràtica (CDC), cuyo líder, Jordi Pujol, también amonestó enérgicamente a los socialistas, ha tenido que llamar a capítulo a los jóvenes de su partido y a la federación de Barcelona por haber dado también libertad a sus afiliados para manifestarse. E incluso Esquerra Unida i Alternativa (EUiA), los socios catalanes de Izquierda Unida (IU), se ha visto salpicada por la polémica interna, aunque en este caso por tener que escoger entre dos plataformas antiglobalización rivales -una más posibilista e institucional, la otra más radical-: su salomónica decisión ha sido integrarse en las dos y firmar dos manifiestos difícilmente compatibles entre sí.
La anunciada presencia de militantes de Batasuna en la manifestación del próximo sábado ha acabado de enrarecer la situación. El PP ha exigido a los partidos parlamentarios y especialmente al PSC que "por escrúpulo democrático" se desmarquen de los actos y expresen "rechazo y repugnancia" por la presencia de la formación abertzale.
Batasuna acudirá a la marcha dentro de una pequeña plataforma independentista con manifiesto propio y sin ninguna conexión con los organizadores del acto.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 10 de marzo de 2002