Intento estar al día de lo que sucede en el mundo y de las decisiones que se toman, pero últimamente estoy recibiendo mensajes que desconciertan, por decir algo suave. Noticia publicada en un periódico el 19 de febrero: 'El Gobierno vasco elabora una estrategia para limitar el daño ambiental', que incluye garantizar aire y agua con suelos limpios y saludables, aumentar el uso de energías renovables y limitar la influencia en el cambio climático.
Durante los primeros días de este mes, han sido varias las informaciones publicadas en la prensa vasca y que hacen referencia a la necesidad de reducir las emisiones a la atmósfera de dióxido de carbono. Concretamente, los días 3 y 4 pasados se indicaba que la UE, bajo la presidencia de España, ratifica los acuerdos de Kioto sobre cambio climático y disminución de la emisión de gases que provocan el efecto invernadero, y que durante el decenio 1990-2000 España ha aumentado sus emisiones estos gases en un 28,9%, sobre pasando ya en un 15% las emisiones consentidas para España en Kioto. Sin embargo, es público también que se proyecta construir al menos, cinco plantas termoeléctricas en torno a la ría de Bilbao: (1) IGCC de Petronor-Repsol y (2) Bahía de Bizkaia en Abanto y Zierbana, (3) Iberdrola en Santurtzi, (4) ESB en Boroa-Amorebieta y (5) Zabalgarbi en Alonsótegi. ¿Estamos locos o qué? ¿Ésta es la actuación consecuente de nuestras instituciones, políticos y empresas? ¿Qué hay de nuestra salud y la de nuestros aire, agua, suelo? ¿Han de quedar postergadas ante los beneficios empresariales? ¿Son necesarias todas esas plantas?
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 11 de marzo de 2002