Se impone a idea de la realidad virtual, que modifica hasta tal punto los comportamientos humanos que se podría afirmar que la persona real está transformándose, poco a poco, en virtual. La persona real busca el silencio y la tranquilidad para reposar y reflexionar sobre su vida. La virtual necesita constantemente de ruido y música para evitar un solo segundo de examen mental.
La persona real busca en las relaciones humanas un modo de realizarse y cooperar en la realización de los demás. La virtual es la típica persona enganchada a los chats de Internet en busca de un ideal de pareja que nunca encontrará.
La persona real intenta sacar todo lo positivo de sus circunstancias vitales. La virtual sólo busca alternativas: si es hombre buscará su lado femenino y si es mujer, masculino; en vez de amar y respetar su patria será un 'ciudadano del mundo'; tomará de la religión la parte que más le guste en base a su 'sentido común', y confundirá siempre la autoridad y el orden con su anulación de personalidad.
La persona real se arriesga en vivir la vida arriesgándose en ganar o perder. La virtual se conforma con ver por televisión cómo ganan o pierden los actores de telenovelas y, si acaso, se arriesga en conocer cada día un nuevo amigo por Internet. La persona real podrá ser buena o mala. La virtual es sencillamente tibia y anodina.
La persona real, al leer estas líneas, emitirá una opinión positiva o negativa de su mensaje. La persona virtual dudo que lea esta carta, pues estará muy ocupada chateando por Internet y construyéndose castillitos en el aire, o, más bien, en la pantalla de su PC.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 12 de marzo de 2002