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El mejor estribillo

España votó con tino. Vamos a ver: ¿qué es lo más importante de una canción de Eurovisión? El estribillo, por supuesto. El estribillo es la parte de la canción que la gente recuerda. De hecho, el estribillo está estructuralmente concebido para ser cantado por la colectividad. Se trata de una práctica musical muy antigua: de un lado está el solista, el virtuoso, que ejecuta los pezzi di bravura; del otro, la masa que se suma a la obra en momentos poco comprometidos. El concerto grosso barroco alterna el solo -que interpreta el concertino o grupo reducido de solistas- con el tutti, que ejecuta el conjunto. Lo mismo ocurre en el jazz.

¿Cómo debe estar hecho un estribillo para cumplir plenamente su función? Debe utilizar una melodía fácil, pegadiza, cantabile: esto es, adaptada a todas las tesituras, sin forzarlas (las notas extremas son, de nuevo, territorio privado del virtuoso). Ejemplos de estribillos exitosos los proporciona el propio festival de Eurovisión: el "la, la, la" de Massiel (¿han oído algo más fácil?) o el "desde que llegaste ya no vivo llorando", de Salomé.

Exigencias

Así las cosas, ¿cuál de las tres canciones finalistas de OT cumplía mejor con las exigencias del estribillo? No lo duden: "Europe's living a celebration / vamos juntos, vamos a cantar. / Europe's living a celebration / nuestro sueño, ¡una realidad!". La misma letra incorpora la función, la aspiración a convertirse en himno, como aquella brillante consigna electoral americana mil veces analizada por los teóricos de la comunicación: "I like Ike".

Un estribillo, pues, el de Rosa, bastante más elaborado que ese "corazón latino / de sangre caliente / pegado a tu piel" (¿o "pie", querido Bisbal?, deberíamos decidirnos). Y, por supuesto, muy superior al "siente la magia del corazón / cada latido será un color", del bueno de Bustamante: sólo al ruiseñor del andamio podía ocurrírsele llevar una balada a Eurovisión.

En cuanto a las canciones, yo, la verdad, ya no las recuerdo. ¿Y ustedes?

* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 12 de marzo de 2002