Pertenezco al sector de ayuda a domiclio, a una de las empresas que realizan los servicios sociales para el Ayuntamiento, y las irregularidades que se dan son muchas y variadas. Estas empresas, que se declaran sin ánimo de lucro, encuentran en esta peculiaridad el caldo de cultivo perfecto para lucrarse encubiertamente con la impunidad e inmunidad que les permiten:
1. El Ayuntamiento, no gestionando racionalmente los recursos, pagando horas innecesarias y negando otras que sí lo son. Y no haciendo un adecuado control de los casos, con visitas que le permitan determinar las variaciones y necesidades reales y por tanto saber exactamente si lo que las empresas le han facturado es lo adecuado al servicio concedido.
2. Un sector de trabajadoras que, debido a la precariedad laboral, nos vemos indefensas a la hora de ejercer nuestros derechos, que vemos ninguneados e ignorados -sobre todo aquellos más elementales, como recibir la nómina regularmente o cobrar puntual e íntegramente nuestro salario por el trabajo realizado, trabajo que sí se cobra al Ayuntamiento, y que va a parar a las arcas de la empresa-. A todo esto cabe añadir unos recursos humanos en los que se encuentra una verdadera barrera a la hora de pedir el trabajador cualquier tipo de información o aclaración administrativa.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 13 de marzo de 2002