El Whitney Museum de Nueva York acoge hasta el 26 de mayo la que promete ser la Bienal más ecléctica y experimental desde que en 1973 el certamen se abrió a los medios no tradicionales. Tras admitir el vídeo en 1975 y el cine en 1979, el Whitney aceptó el net.art en la pasada edición.
Este año muchas obras aprovechan los recursos de las nuevas tecnologías: vídeos y fotografías manipulados digitalmente, obras sonoras electrónicas, instalaciones multimedia y robóticas.
Los 10 proyectos de net.art seleccionados por Christiane Paul, conservadora de media art del Whitney, no han sido relegados a una sección especial, sino que forman parte del recorrido y comparten espacio con las demás obras. El imparable desarrollo del arte en red ha dejado atrás las estériles polémicas sobre cómo había que exponerlo. El net.art se expone en el único lugar donde se puede ver: una pantalla (grande o pequeña) conectada a un PC, con la ventaja de que se puede ver también sin ir al Whitney.
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Paul ha elegido obras que reflejan la variedad de tendencias que han aparecido en los últimos dos años, privilegiando las que usan activamente Internet y excluyendo las que podrían estar igualmente en un CD-ROM o en el disco duro.
Por ejemplo Proxy, de Robert Nideffer, es un juego basado en un agente que gestiona en tiempo real los datos del ordenador del visitante. World of Awe, de Yael Kanarek, trata de una obra sobre la búsqueda de un tesoro.
Muchas obras son programas que se enfrentan a la visualización de los datos, al acceso a la información y a la difusión. Collection, de Mary Flanagan, usa fragmentos de datos de ordenadores, para mezclarlos en un collage que 'representa Internet como un espacio de memoria colectiva'.
Earth, de John Klima, permite la visualización geoespacial de cualquier zona geográfica, y Riot, de Mark Napier, es un navegador que realiza un collage automático de la web que se desea visualizar junto a las tres últimas visitadas.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 14 de marzo de 2002