Francisco de Goya y Mariano Salvador Maella fueron pintores coetáneos, además de cuñados. Ambos trabajaron en la catedral de Valencia en diversas obras a finales del siglo XVIII. Pero tenían estilos diferentes. Frente al trazo bravo y valiente, la libertad de ejecución y la modernidad de Goya, precursora del Romanticismo, Maella, uno de los pintores de mayor renombre en la época, representa la seriedad, la pintura más oficialista, anclada en la tradición. Diferencias que desgranó ayer el historiador del arte Benito Navarrete, comisario de la exposición Goya y Maella en Valencia. Del boceto al cuadro de altar, que se exhibe en el Museo de Bellas Artes de Valencia hasta el 5 de mayo, con un itinerario que se extiende a la catedral de la ciudad.
Por eso resultó chocante la confusión ocasionada en 1996, cuando se descubrió en Madrid un cuadro de Maella, por otra parte documentado, que, sin embargo, fue atribuido a Goya. Pero, 'si se sabe ver pintura no tienen nada que ver', comentó Navarrete, quien se ha ocupado de reunir las obras de ambos pintores para analizar el proceso de creación artística en el siglo XVIII a través de los apuntes o borrones, los bocetos y, finalmente, los cuadros que realizaron por encargo de las instituciones religiosas valencianas del momento.
La exposición, de hecho, fue concebida por el director del Museo de Bellas Artes, Fernando Benito, para 1996, pero la polémica generada a raíz de la errónea atribución de la obra de Maella recomendó su postergación hasta hoy día.
El recorrido de la muestra se completa con la visita a la capilla dedicada a la familia de los Borja, en la cercana catedral de Valencia, donde se exhiben los trabajos de ambos. Las trece obras han sido prestadas por el Museo del Prado, la propia seo, la Academia de Bellas Artes de Valencia, la colección Lassala y la parroquia de San Esteban de Valencia. Se han restaurado la Lapidación de San Esteban y La Conversión de San Francisco de Borja, ambos del valenciano Maella.
Relaciones tirantes
Benito Navarrete resaltó el carácter didáctico de la exposición, patrocinada por la entidad financiera Bancaixa, que permite apreciar el proceso creativo de los dos artistas. Además, mostró su conformidad con la tesis de Manuela Mena, conservadora del Prado, relativas a la modernidad de la pintura de Goya, frente a la tradición más oficial de Maella.
La relación entre ambos pasó por momentos difíciles a causa de la rivalidad. Con el trasfondo de las diferentes concepciones estilísticas, el reconocimiento creciente del artista aragonés, nombrado pintor del rey, provocó celos al valenciano, señaló Navarrete, si bien la armonía familiar se restablecía y normalizaba con el fin de aprovechar en beneficio de ambos los cargos a los que eran nombrados.
El catálogo de la muestra recoge diversas aportaciones de especialistas sobre la materia.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 14 de marzo de 2002