Muchos catalanes estuvimos en la manifestación en apoyo a las tierras del Ebro. Desde la plaza de la Universitat hasta la catedral, cientos de miles de ciudadanos se manifiestan festivamente, en familia, durante más de tres horas. Ni un asomo de violencia. Mientras, los políticos, no pudiendo reprochar su espíritu cívico, manipulan el número de manifestantes y los tachan de insolidarios. Su mensaje va calando en muchos de nosotros, que aspiramos a una sociedad más justa que contemple el progreso de las zonas más deprimidas. Los de Aragón van acompañados de su presidente autonómico. Las tierras del Ebro no tienen tal honor, pero reciben a cambio el calor y el afecto de muchos barceloneses y catalanes. El presidente Pujol pone en duda tanto el número de asistentes como la eficacia de su protesta, ignorando quizá que muchos de los manifestantes -posiblemente varios miles- le dieron su voto en las últimas elecciones. '¡Dios, que buen vasallo si oviese buen señor!'. Catalanes del Ebro, habéis dado un ejemplo de amor a la tierra y de resistencia activa. Vuestra dignidad y constancia nos admira y queremos ayudaros en vuestra lucha. ¡Estamos con las tierras del Ebro!
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 15 de marzo de 2002