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Bush defiende la amenaza nuclear frente a los países del 'eje del mal'

El presidente de EE UU advierte a los Estados que usen "armas de destrucción masiva"

George W. Bush apoya la renovación del arsenal atómico propuesta por el Pentágono y cree que Estados Unidos debe adaptarse a una nueva estrategia de disuasión nuclear, compleja y multilateral, una vez concluida la guerra fría y el equilibrio de la "destrucción mutua asegurada". "Queremos dejar muy claro a todas las naciones que no pueden amenazar a Estados Unidos o utilizar armas de destrucción masiva contra nosotros o nuestros aliados o nuestros amigos", afirmó el presidente en su primera conferencia de prensa formal en varios meses.

Bush insistió en que el Pentágono continuará teniendo un arsenal "que sirva como disuasión". En su último documento sobre gestión del arsenal nuclear, el Pentágono profundiza en una doctrina articulada por primera vez durante el mandato de George Bush, padre del actual presidente, y desarrollada por Bill Clinton. La posibilidad de una "disuasión asimétrica" se planteó a raíz de la guerra del Golfo, ante el riesgo de que Irak, un país sin bomba atómica, utilizara sus armas químicas y bacteriológicas contra las tropas estadounidenses o contra Israel. Bush dejó entrever a Sadam Husein que no descartaba en ese caso la hipótesis de una represalia nuclear, y el presidente iraquí prefirió no comprobar si Estados Unidos estaba dispuesto a llegar hasta el extremo de utilizar el arma atómica.

Los estrategas militares de Washington señalan ahora a países como Irán, Libia, Siria y Corea del Norte, además de Irak, entre los jugadores del póquer de la disuasión e indican la necesidad de construir nuevos proyectiles de potencia reducida por si hiciera falta destruir almacenes subterráneos de armas químicas o bacteriológicas sin causar una mortandad excesiva. La Casa Blanca ha lanzado estos días una campaña de explicaciones a la prensa en la que insiste en un punto: si el arsenal nuclear no se mantiene a punto, dotado de las armas más adecuadas para cualquier necesidad, y si no se exhibe en todo momento la voluntad de utilizarlo llegado el momento, la disuasión se desmorona.

La renovación del arsenal debería acompañarse de una reducción significativa, gracias a un acuerdo con Rusia. Bush afirmó el miércoles, en una rueda de prensa, que confiaba en "conseguir algo" en mayo, durante su visita a Moscú.

Las bases para un acuerdo entre Estados Unidos y Rusia sobre el desmantelamiento simultáneo de parte de sus arsenales nucleares quedaron ya establecidas durante la estancia de Vladímir Putin en el rancho tejano de Bush, en otoño pasado, con unos objetivos definidos: Washington, actualmente con 6.000 cabezas nucleares, se quedaría con unas 2.000, aunque reservaría una cierta cantidad adicional de cabezas desmontadas "para el caso de una emergencia". Por entonces, la Casa Blanca parecía conformarse con "un apretón de manos entre amigos", en palabras del presidente estadounidense. Bush prefiere ahora un tratado, como exigía Putin desde el principio, en el que se especifiquen "los mecanismos de verificación, los plazos y otros detalles importantes".

El secretario de Defensa de EE UU, Donald Rumsfeld, y el ministro de Defensa ruso, Serguéi Ivanov, se reunieron el miércoles en Washington para discutir sobre el futuro acuerdo. Ivanov insistió en que las armas nucleares eliminadas no sólo debían ser desmontadas y almacenadas, sino destruidas. Bush comentó que esa cuestión era "muy complicada". Por el momento, no hay acuerdo sobre si las cabezas nucleares ya almacenadas y no operativas deben incluirse, o no, en los cálculos de reducción del arsenal.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 15 de marzo de 2002