El magistrado del Tribunal Supremo Enrique Bacigalupo manifestó ayer a este periódico que presentó la renuncia a su derecho legal a cobrar una pensión cuando se apercibió de la situación en Argentina, el pasado mes de enero. Bacigalupo explicó que el pasado 29 de enero, su apoderada en Argentina, Zulita E. Fellini, pidió que se suspendiera el cobro de esa percepción. 'El hecho es que de 9.500 personas que reciben esas percepciones soy el único que presentó su renuncia cuando percibí la situación del país', dijo el magistrado español.
El magistrado confirma que perteneció al Gobierno de Héctor Campora por un breve periodo de dos meses, pero añade: 'En 1976 tuve que exiliarme, tuve que salir de Argentina con mis hijos, porque me iban a matar'. El magistrado estaba en el punto de mira de la Triple A y tuvo que abandonar precipitadamente el país y refugiarse en Alemania. No sólo perdió su cargo: 'En Argentina me quitaron la cátedra, y durante los 11 años que estuve exiliado en mi país me negaron el agua, el pan y la sal'.
Tras la caída de los militares, se revisó su cesantía , se declaró nula y se le concedió el beneficio número 01-0-0442963-0-2, al que renunció el pasado enero. 'Se me concedió como a los demás exiliados en mi situación', prosigue el magistrado. 'Ahora ese pago tenía cierta entidad, pero sólo desde la paridad, porque durante la etapa de los australes y con los precios de la Argentina no era tan importante'.
'Aquí en España, sólo veíamos que el ministro argentino Cavallo decía todavía en diciembre que la situación del país era solvente. Yo estaba en la misma situación que el actual ministro de Justicia, Jorge Reinaldo Vanossi. Pero cuando estalló la crisis, pedí que presentaran la renuncia y fui el único que lo hice. El resto de la historia es miserable'.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 16 de marzo de 2002