Alain van der Biest, ex ministro socialista belga y novelista de 58 años, fue hallado muerto en la madrugada de ayer en casa de su madre. Van der Biest puso ayer fin a su vida con una sobredosis de medicamentos, informaron fuentes policiales. Acusado de haber encargado la muerte de su padrino político, el ex presidente de los socialistas André Cools, el cadáver de Van der Biest fue hallado junto a una escueta nota dirigida a su esposa que arroja poca luz sobre el escándalo que le perseguía desde 1991: 'Quiero acabar con mi calvario. Perdón. Soy inocente'.
El calvario de Van der Biest, que sufría serios problemas con el alcohol, comenzó tras la muerte de Cools porque fue desde el primer momento el primer sospechoso. Meses antes de morir Cools, era público y notorio el desencuentro establecido entre el ex ministro de Estado y el que había sido su protegido, Van der Biest. No sólo fue encarcelado de forma preventiva, sino que la investigación paralela destapó irregularidades en su gestión al frente de los asuntos interiores del Gobierno valón que desembocaron en el levantamiento de la inmunidad parlamentaria y una acusación de haber participado en el robo de unas letras de cambio por valor de 575.000 euros.
El caso fue sobreseído, pero sembró la sospecha sobre él y su participación en la financiación ilegal del partido socialista, finalmente establecida a través de una sentencia en el año 2000 que le condenaba por mala gestión y fraude para su enriquecimiento personal y para alimentar la campaña electoral de un alcalde socialista.
Ya había abandonado la prisión preventiva, en 1992, por el caso Cools, cuando un delincuente arrepentido le acusó de ser el hombre que había encargado el asesinato. Tal declaración llevó a la policía a identificar a los culpables materiales del crimen, dos tunecinos que reconocieron el delito. Así es como Van der Biest volvió a la cárcel de forma preventiva en 1996, para abandonarla un año más tarde.
Van der Biest clamó siempre su inocencia y llegó a mostrar una gran determinación y confianza en el esclarecimiento de la verdad, pero no tuvo paciencia para esperar, aunque no había ninguna prueba concluyente contra él. El Tribunal de Acusación de Lieja debía decidir la próxima semana si Van der Biest dejaba de estar 'inculpado' y pasaba a ser 'acusado'.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 19 de marzo de 2002