El éxito de ayer en Estambul supone un extraordinario alivio para la gris trayectoria del Barcelona esta temporada y un espaldarazo para su entrenador Carles Rexach. La situación se hacía ya poco menos que insostenible para el equipo azulgrana después de su prematura eliminación en la Copa del Rey ante el Figueres y su decepcionante tránsito por una Liga en la que hasta seis equipos le preceden en la clasificación.
El pase a los cuartos de final de la Liga de Campeones es proyectado ahora por el barcelonismo más optimista sobre el futuro de una campaña en la que necesita romper la abstinencia de títulos. Dura ya dos años y medio, desde que conquistó la última Liga con Van Gaal, en 1999. Desde entonces, nada.
La historia surte al Barcelona de episodios que le ayudan a rearmarse desde el punto de vista moral y psicológico. Evitado ayer en Estambul el peligro de una eliminación fulminante, la directiva y la plantilla del club azulgrana redoblan la esperanza de saldar el curso de la mejor manera. Y para ello esgrimen lo sucedido en 1992, cuando el dream team ganó la Copa de Europa, la única que posee, gracias a que un providencial gol de cabeza de Bakero, en el último minuto, evitó la eliminación en Kaiserslautern (Alemania) en la ronda previa a la liguilla semifinal.
El Barcelona tampoco desdeña la referencia marcada por el Real Madrid en 1998 pese a su irregular trayectoria. El equipo madridista sólo pudo concluir cuarto en la Liga pero triunfó de pleno en la competición continental y se adjudicó su séptima Copa de Europa tras ganar al Juventus por 1-0 en la final disputada en Amsterdam.
Desde que el Barça conquistó aquella Copa de Europa de 1992 y, salvo el subcampeonato alcanzado en 1994 en una final de triste recuerdo ante el Milan (4-0) y la Recopa lograda con Ronaldo en 1997, su trayectoria europea ha sido deficiente.
Los éxitos de Van Gaal en España coincidieron con dos de las peores temporadas del Barcelona en Europa, las de 1998 y 1999. Un año después, ya instaurado el sistema de dos liguillas previas a los cuartos de final, ganó ambas tras permanecer invicto y saldar sus 12 partidos con nueve victorias y tres empates. Eliminó después al Chelsea, pero se estrelló en las semifinales contra un pletórico Valencia. Todavía peor le fue el año pasado, cuando era dirigido por Llorenç Serra Ferrer. Volvió a caer a las primeras de cambio. El tercer puesto le dio derecho a participar en la Copa de la UEFA, en la que el Liverpool le cerró el camino en las semifinales.
Esta temporada, el Barcelona ganó su grupo en la primera fase superando al Bayer Leverkusen, al Olympique de Lyón y al Fenerbahce, y empezó la segunda liguilla ganando por 1-3 en el campo del Liverpool, un triunfo fundamental ya que después empató tres partidos y fue goleado en Roma (3-0). Ahora el Barça intentará agotar sus posibilidades en la Liga; mientras, prepara ya los cuartos de final de la máxima competición, puesto que el partido de ida se celebrará el 2 o el 3 de abril.
Racha rota
El equipo azulgrana rompió ayer la racha del Galatasaray en su propio estadio, el Ali Sami Ayen. Hacía casi dos años y medio que no perdía al amparo de su entusiasta público, concretamente desde que el Chelsea le endosó un 0-5 en noviembre de 1999. Desde entonces los turcos habían ganado 14 partidos y habían empatado seis en competiciones europeas.
Rexach, que relegó al banquillo a Saviola para dar cabida a Overmars, tuvo que improvisar a última hora. Una indisposición de Frank de Boer, con gastroenteritis, puso a Abelardo en un auténtico brete: regresar al conjunto titular en un encuentro de la enorme trascendencia que tenía el de ayer. El defensa asturiano, de 31 años, reapareció fugazmente el pasado día 3 jugando apenas 30 minutos ante el Málaga. Pero no competía desde hacía más de un año, concretamente desde febrero de 2001. El Pitu, que ayer lució el brazalete de capitán, estuvo ese tiempo convaleciente de la grave lesión que sufrió en una rótula, que le obligó a pasar por el quirófano.
De Boer se despertó ayer con molestias gastrointestinales, que fueron en aumento y que ya por la tarde le impidieron siquiera merendar. Fue entonces cuando se constató que era imposible su alineación. Su baja se unió a las ya conocidas de Rivaldo, también lesionado, que se quedó en Barcelona; Cocu, sancionado, y otros jugadores con diferentes problemas físicos como Sergi, Andersson, Gerard y Dani.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 20 de marzo de 2002