La -nueva- cultura del agua es algo que hemos de aprender y practicar los ciudadanos al tiempo que los Gobiernos. Ya que no se trata tan sólo de minimizar las obras hidráulicas, sino de asumir que el agua será cada vez más escasa y materialmente imposible de consumir en su nivel actual.
Aparte de la aberración de los campos de golf y las miles de piscinas particulares en países secos, tenemos regadíos inadecuados, despilfarro doméstico, industrial, municipal, etcétera, debido al bajo precio del recibo. Hacen falta directrices claras y urgentes. El hombre ha vivido miles de años sin gasolina. Sin agua...
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 20 de marzo de 2002