La familia de Michael Hutchence, el apolíneo cantante del grupo INXS que murió en 1997, se ha llevado una desagradable sorpresa. La herencia, que se creía millonaria, ha quedado reducida a unas 22.000 libras esterlinas, aparte de unas guitarras y unos cuadros, pero los Hutchence ni siquiera verán ese dinero. Michael, que apareció colgado en lo que todavía se discute si se trató de un fallido experimento sexual o de un suicidio, era un artista comprometido y su testamento especificaba que Greenpeace y Amnistía Internacional recibirían 400.000 libras esterlinas, con preferencia sobre los otros beneficiarios: sus padres, sus hermanos, su hija y su novia de entonces, Paula Yates (posteriormente, fallecida en circunstancias turbias). La familia se ha mostrado escandalizada, ya que está segura de que se han saqueado sus pertenencias; las cuentas del grupo, que vendió millones de copias de discos como Kick, también están confusas, tras un cambio de management en 1976. Y llaman la atención sobre el hecho de que su huérfana, Heavenly Hiraani Tiger Lily, que ya tiene seis años, quede totalmente postergada. En sus días de gloria, Hutchence y sus compañeros protagonizaron multitudinarios conciertos benéficos: el celebrado en su Australia natal en 1992 recaudó un millón de libras para la investigación sobre el sida y las enfermedades cardiacas.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 21 de marzo de 2002