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CARTAS AL DIRECTOR

¿Pueblo o público?

Los españoles podemos elegir que Rosa vaya a Eurovisión, que Fayna deje la casa, que las series de Emilio Aragón acaben bien o mal.

En sus ratos muertos el español, la española, elige su propia aventura; los explotadores del espectáculo nunca habían sido tan complacientes, y el desarrollo tecnológico proporciona al espectador una incomprensible ilusión de libertad.

En cambio, los españoles no somos consultados sobre las alianzas en materia de política internacional, sobre el reparto de los Presupuestos del Estado -pienso en el porcentaje que percibe la Iglesia católica, el que se destina a cubrir 'gastos de defensa'-, sobre qué o a quién considerar terrorista, sobre las leyes de financiación electoral.

Una vez cada cuatro años cabe ejercitar un acto abstracto, casi puramente simbólico, en favor de un gabinete inconcreto con un proyecto político indefinido, acto éste que se hace pasar por el no va más de los sistemas políticos.

Las cuestiones importantes las resuelven tres o cuatro dentro de un búnker, sin pedir la opinión de nadie; nosotros sólo tenemos que preocuparnos de elegir entre Bisbal, Rosa o Bustamante.

¿Cuándo tendremos como pueblo el poder que nos conceden como público?-

* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 21 de marzo de 2002