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Copa de la UEFA | FÚTBOL

Toldo resiste el asedio del Valencia

El equipo de Benítez juega una gran segunda parte tras la entrada de Baraja, pero el Inter saca rédito a su racanería

Un asedio en toda regla del Valencia no sirvió para doblegar al gigantesco Toldo. Ni tampoco para acabar con el mito de Héctor Cúper en competiciones europeas, invicto ya casi cuatro años en las eliminatorias a doble partido.

Si bien ayer su equipo, el Inter de Milán, nunca mereció pasar esta criba. Fue mucho peor en la ida y en la vuelta. Pero el fútbol adquirió ayer un tufo antiguo y rancio en Mestalla, cuando los conjuntos italianos se colgaban del larguero para salirse con la suya: el resultadismo que les ha llevado donde están en Europa, sin ningún superviviente en la Liga de Campeones.

VALENCIA 0
INTER DE MILÁN 1


VALENCIA

Cañizares; Curro Torres, Ayala (Djukic, m. 13), Pellegrino, Fabio Aurelio; Rufete, Albelda (Mista, m. 72), De Los Santos (Baraja, m. 45), Vicente; Aimar; y Carew.

INTER DE MILÁN
Toldo; Zanetti, Córdoba, Materazzi, Gresko; Conceiçao (Seedorf, m. 57), Di Bagio, Farinós, Guglielminpietro (Simic, 75); Kallon y Ventola (Dalmat, m. 64).

Goles:0-1. M. 2. Kallon roba un balón, pasa a Ventola y éste pica ante la salida de Cañizares.

Árbitro: Claude Colombo (francés). Expulsó a Toldo (m. 86) por dos tarjetas amarillas. Amonestó a Di Bagio, Kallon, Carew y Farinós.

Unos 48.000 espectadores en Mestalla.

El cuadro de Benítez le dio un verdadero repaso a su rival, sobre todo desde que Baraja, en la segunda parte, asumiera el mando. Anduvo magnífico el vallisoletano pese a venir de una lesión de un mes. Llegó el Valencia ante Toldo por oleadas, arrancó la pasión en las gradas de Mestalla, pero... se topó con Toldo. El partido recordó por momentos al Italia-Holanda de la pasada Eurocopa, cuando los italianos, también con el gran Toldo en la portería, salieron victoriosos de la ofensiva de 90 minutos del combinado holandés. Tan atrás actuó el Inter que hasta Farinós acabó de portero, por la expulsión de Toldo, e incluso así sobrevivió al alud valencianista.

Antes, sin embargo, los jugadores del Valencia afrontaron el partido con cierta autosuficiencia, y a los dos minutos se dieron el morrazo: el gol de Ventola les rompió todos los esquemas. Una evidencia inmediata de que sin Carboni en el lateral izquierdo, la zaga valencianista empieza a cojear. Mucho tuvo que decir en eso De los Santos, que le sirvió el balón en bandeja a un rival para que fabricara la jugada de gol.

Conoce perfectamente Cúper la debilidad defensiva de Fabio Aurelio y por allí envió diversos efectivos para aprovecharlo. En realidad, el Inter sacó petróleo: fue la única aproximación interista en todo el primer tiempo. Después Fabio Aurelio se resarció y pintó unos preciosos cambios de juego en diagonal para que entrara Rufete por el otro lado.

Mal dirigido por De los Santos, que cometió numerosos errores en el arranque del encuentro, el Valencia jugó en la primera parte con tanto entusiasmo como falta de criterio, soltando adrenalina por todos los poros. Atracó junto al meta Toldo por puro empeño, pero una vez allí se tropezó con Carew, difícil de distinguir para qué lado empujaba. Ante esta perspectiva, Aimar y Vicente decidieron que el partido era cosa suya. Se cosieron la pelota al tobillo y fabricaron media docena de ocasiones que quedaron en nada por la falta de tino de Carew o por la capacidad de supervivencia que exhiben los conjuntos italianos en estos casos.

Obtenida una ventaja tan pronto, el Inter se halló enseguida en su salsa, con todos los beneplácitos para practicar su tradicional contragolpe. Y ni siquiera eso. Fue un equipo absolutamente mezquino que renunció a todo salvo a defender el resultado. También practicó el cinismo tan propio del calcio en los últimos años: pérdidas de tiempo, faltas tácticas, desplazamientos del balón... En su vuelta a Mestalla, el valenciano Farinós trató de escaparse de esta rutina, pero no pudo: acabó agotado y teniendo que ponerse de portero en su casa, cuando nadie quería.

Apagado Rufete por la banda derecha y entumecido De los Santos por el centro, Mestalla reclamó la presencia de Angulo y de Baraja. Benítez, tras el descanso, sólo accedió a la segunda petición. Y el vallisoletano asumió la manija. Y concentró todas sus esperanzas en él. Les sobraban motivos a los espectadores. Baraja mejoró notablemente al Valencia, que jugó, ahora sí, con paciencia y con clase. Abrió el campo, elaboró como debía y mereció la goleada, pero se topó con el gigante Toldo, que lo paró todo y con el árbitro francés, que se tragó un par de penaltis sobre Carew. Como si por ser alto uno no tuviera derecho a que le señalen penaltis a favor.

El Valencia disparó con todo y Toldo, como ya sucedió hace un par de temporadas en la Liga de Campeones cuando defendía la portería del Fiorentina, fue una barrera contra la que chocaron los valencianistas. El Inter se encogió cada vez más hasta que Cúper introdujo a Seedorf y el mediocampista holandés desnudó a Fabio Aurelio por la banda derecha. La última media hora fue una exhibición de ataque valencianista, con un dominio aplastante sobre un Inter diminuto que se salió finalmente con la suya. Aunque fuera con Farinós bajo los palos y con una imagen lamentable.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 22 de marzo de 2002