El padre Christopher Coyne es la voz oficial en el escándalo de los sacerdotes pederastas de la archidiócesis de Boston, convertida en foco de la crisis que atraviesa la Iglesia católica en Estados Unidos a raíz de las explosivas revelaciones de las últimas semanas sobre cientos de casos de abuso de menores. Habla con franqueza del enorme daño producido por el abuso y por el encubrimiento posterior, así como de la pérdida de credibilidad que ha supuesto para la Iglesia, y de la necesidad de entablar una reforma inspirada en la transparencia. También afirma que la causa de la pederastia no es el celibato, sino la inmadurez sexual de los sacerdotes y el ambiente de revolución sexual que se vivió en los años sesenta y setenta.
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Pregunta. ¿Es la 'cultura del secretismo' de la Iglesia católica la responsable de la situación en la que ahora se ve?
Respuesta. Se tomaron decisiones muy erróneas que pusieron en riesgo a los niños. Para evitar un escándalo, en vez de proteger a las criaturas vulnerables protegimos a los sacerdotes y al buen nombre de la Iglesia, y ahora hemos perdido la reputación y la confianza, y mucha gente se siente violada.
P. ¿Cómo lo van a reparar?
R. Si algo bueno ha salido de todo esto es que nos ha forzado a confrontar lo equivocados que estábamos y a comprometernos a proteger a las víctimas. Para ello hemos implantado la tolerancia cero, es decir, que si comprobamos que las alegaciones contra un sacerdote son ciertas, se le suspende inmediatamente y se entrega el nombre a la fiscalía.
P. ¿De no haber sido forzados, lo hubieran hecho público?
R. No, porque, como en cualquier otra institución, uno trata de protegerse solucionando las situaciones internamente. Y se tomaron medidas en su momento, al señor Geoghan se le suspendió en 1992 y en el 98 se le expulsó, y lo mismo ocurrió en muchos otros casos.
P. Hay quien atribuye el alto porcentaje de pederastas entre el clero católico al celibato.
R. No es un alto porcentaje, es alrededor del 2%, aunque eso no es ninguna excusa; y la mayoría no son pederastas, sino efebófilos . Pero la pederastia no tiene nada que ver con el celibato, lo que pasa es que ha surgido como una cuestión periférica en medio de este escándalo. Más que un origen sexual, está enraizada en el instinto de controlar a otros seres humanos.
P. Entonces, ¿a qué se debe?
R. A la inmadurez. Es una cuestión de desarrollo de personalidad y en los años sesenta en los seminarios no se enseñaba sexualidad. En los años sesenta y setenta estaba en su apogeo la revolución sexual y los sacerdotes estaban mal preparados.
P. ¿Se dan ahora clases de sexualidad en los seminarios?
R. Sí; por eso sólo hemos tenido dos nuevos casos desde 1985, todos los que están saliendo ahora a relucir son de años anteriores.
P. En EE UU se está pidiendo a gritos una reforma profunda de la Iglesia. ¿Se va a hacer?
R. Sí, se debe hacer. Más que una reforma, una renovación. La Iglesia tiene problemas no sólo en EE UU, sino en Australia, Polonia, Irlanda... Muchos sacerdotes se han apartado del camino de la santidad. Es hora de que nos preguntemos: ¿estoy siguiendo la vida de Jesucristo?
P. Muchos católicos están perdiendo la fe.
R. San Francisco de Asís decía que los sacerdotes que cometen actos terribles y hacen perder la fe de los creyentes han cometido un asesinato espiritual por el que serán castigados, pero también decía que perder la fe por lo que un sacerdote ha hecho es cometer un suicidio espiritual.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 22 de marzo de 2002