Servidumbre de la felicidad
que no se prolonga ni renueva.
Palacios que el deseo
edifica: estancias de botones
de nácar como ombligos
o esfínteres, damas con las nalgas
empolvadas defecando joyas
en la celebración del excremento,
niñas aún con boquitas
de semen y ojos sin mirada,
ellas besando a ellas, cabalgando
con el vello al viento, melenas
como jardines rojos y húmedos.
Al consumirse el deseo
y borrarse las imágenes
el palacio se desmorona
y el amor es una pesadilla
de escombros y de heces.
Servidumbre también de la memoria
al despertar del delirio
vacía de recuerdos.
Escombros o desierto
en el corazón del pubis.
Juan Antonio Masoliver Ródenas (Barcelona, 1939) publicó en 1999 su Poesía reunida (El Acantilado). El poema aquí incluido pertenece al libro de próxima publicación La memoria sin tregua (El Acantilado).
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 23 de marzo de 2002