El suplemento Domingo aborda mañana uno de los mayores dramas de la posguerra. Las prisiones contaban entonces con internos que no figuraban en los registros: los hijos de los hombres y mujeres represaliados por el franquismo. Aunque no se sabe cuántos fueron, ni qué sucedía cuando cumplían los seis años y eran obligados a salir de prisión, recientes investigaciones han sacado a la luz que la Iglesia y el Estado se encargaron de su reeducación, enviándolos al seminario o a la adopción por familias adictas al régimen. Algunos de esos niños, hoy ancianos, relatan su experiencia.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 23 de marzo de 2002