El 23 de marzo de 1982, un golpe de Estado ponía fin al Gobierno de Romeo Lucas García (1978- 1982) y colocaba en la presidencia de la República al general Efraín Ríos Montt, ya entonces en situación de retiro, quien sorprendió a todos con un discurso cargado de misticismo, donde las alusiones a 'Dios, mi Señor y mi Rey', fueron las más recurrentes. Ríos Montt, un cristiano renacido y anciano (dirigente) de la Iglesia protestante fundamentalista Verbo, ofreció un Gobierno destinado a 'poner fin a la corrupción, garantizar los derechos humanos y dar nueva vida a las instituciones'.
Veinte años después, Ríos Montt, actual presidente del Congreso, sigue siendo quien manda en Guatemala, pero las organizaciones de derechos humanos lo colocan, junto a Lucas García, como responsable de 'los dos regímenes militares más sangrientos por sus métodos de guerra'.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 23 de marzo de 2002