Selecciona Edición
Selecciona Edición
Tamaño letra
Crítica:PISTAS GASTRONÓMICAS

De moda en Barcelona

EL LUGAR no puede ser más original, y su ambientación, más impresionante. A 75 metros de altura, en la cúspide de la torreta de San Sebastián, desde la que arranca el teleférico del Port Vell, se come mirando el mar con vistas panorámicas espectaculares. Sobre todo por las noches, sus mesas parecen estar dentro de una burbuja de hierro suspendida en el espacio aéreo de Barcelona. No es de extrañar que poco después de su inauguración esté de plena moda. La carta, marinera y muy mediterránea, brinda recetas desenfadadas, propias de un restaurante fashion sin demasiado nivel gastronómico que, pese a todo, utiliza materias primas nobles. No está mal el suquet de pescadores, ni tampoco las lubinas y los rodaballos, grandes piezas de mar abierto que se hacen al horno acompañadas de patatas a lo pobre, y también a la sal, dos opciones recomendables. La cocina falla estrepitosamente con las frituras. Lo demuestran los clandestinos chanquetes fritos y los gambones con espárragos en tempura, propuestas mediocres. Tienen un pase las ensaladas y la esqueixada de bacalao, recetas mejorables, y conviene olvidarse de los calamarcitos a la plancha. De postre, bizcocho caliente de chocolate. La bodega es muy escueta, pero contiene vinos de relieve.

Torre de Altamar

Paseo de Joan de Borbó, 88. Torre Sant Sebastiá. Barcelona. Teléfono: 932 21 00 07. Precio: entre 40 y 45 euros.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 23 de marzo de 2002