Nos honran muchas plazas y calles de Barcelona dedicadas a médicos ilustres: Letamendi, Robert, Ramón y Cajal, Marañón, Farreras i Valentí...
Pedimos el nombre de una calle para el doctor Lluís Sayé Sempere, apóstol de la lucha contra la tuberculosis -la temible peste blanca-, que azotó con la cronicidad y la muerte a muchas familias. La tuberculosis era endémica en Barcelona a principios del siglo XX. Se convivía con el bacilo de Koch. Faltaban todavía muchos años para las espectaculares hidracidas.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 24 de marzo de 2002