El nuevo secretario general del socialismo vasco, Patxi López -que logró ayer el 57% de los apoyos de los delegados, frente al 37% de Carlos Totorika- aseguró que en la "nueva etapa" que se abre para el PSE-EE pondrá "todas las energías para acabar con ETA y traer la libertad a esta tierra". Y para ello, López dijo que la mejor herramienta es la "unidad democrática" con el PNV y el resto de partidos, el "único pacto posible" con la formación que preside Xabier Arzalluz, precisó ante los que le han acusado de querer ganar para entregarse al nacionalismo.
La 'unidad democrática' contra ETA es el 'único pacto posible' con el PNV
Blanco dijo que quien 'decida autoexcluirse' lo hará bajo su propia responsabilidad
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El nuevo líder socialista vasco mostró su deseo de construir, con todos los sectores, una "personalidad propia y autónoma" para el socialismo vasco con el fin de desbancar al PNV del poder y de ayudar al secretario general del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero, a hacer lo propio con el PP.
La mayoría forjada por las ejecutivas de Vizcaya y Guipúzcoa antes del congreso (Pacto de San Marcos) se convirtió ayer en holgada tras el escrutinio final, seis puntos por encima de la que aupó a Nicolás Redondo Terreros a la secretaría general en el congreso de noviembre de 2000.
El hasta ahora secretario general del PSE en Vizcaya se dirigió con un discurso vencedor a los 544 delegados que acudieron al congreso extraordinario. Las 274 firmas que avalaban su candidatura a primeras horas de la mañana y los datos manejados por el PSOE, que cifraban el apoyo de López en un 60% antes de comenzar incluso el cónclave, le dieron cierta seguridad antes de subirse a la tribuna para defender sus ideas. Un proyecto que basó en un "combate encarnizado y sin concesiones contra ETA hasta su derrota final" y en "tomar la iniciativa". "No podemos esperar cuatro años" a la celebración de otras elecciones autonómicas y tampoco "podemos esperar nada del nacionalismo ni de la derecha española", argumentó.
Antes, el presidente de la gestora que ha pilotado el PSE desde la dimisión de Redondo, el 21 de diciembre, Ramón Jáuregui, en un discurso vibrante, hizo un llamamiento a los militantes socialistas acosados por el terrorismo de ETA a "resistir y a ganar la batalla de la libertad y de la paz".
Pero el nuevo líder del PSE le tomó la delantera al asegurar luego, entre los aplausos de los delegados: "No hemos nacido sólo para la resistencia y mucho menos para la resignación". Patxi López aseguró que su objetivo era "cambiar este estado de las cosas y dar un giro a la política vasca".
Pero también quiso dejar claro que ese giro no pasa ni por pactar con el PNV, ni por dar estabilidad al Gobierno vasco. La nueva etapa del socialismo vasco se basaría en construir un proyecto autónomo del nacionalismo y de los populares para vencer. Pasaría por encabezar una "rebelión cívica y pacífica para conquistar las calles" y para "aislar a Batasuna ya" y, finalmente, por edificar la "unidad democrática" contra ETA, el "único pacto posible" con el PNV. "Hay que exigir al nacionalismo que aíslen a Batasuna ya", clamó. Fue con esos mimbres de acción política e ideológica con los que López sumó 308 votos. El candidato del sector de Redondo, el alcalde de Ermua, Carlos Totorika, que logró el apoyo de 200 delegados, defendió en un discurso largo y monocorde, aunque bien construido, la "firmeza democrática" para ganar a ETA y "reafirmar el rumbo" del partido.
A juicio de Totorika, la respuesta del nacionalismo a los 13 años de gobiernos de coalición entre el PNV y el PSE no ha sido la "lealtad constitucional". Más bien, subrayó Totorika, la respuesta de un "nacionalismo insaciable" ha sido el "desprecio, la deslealtad y la traición en los últimos años", en alusión a la deriva soberanista del Pacto de Lizarra.
Antes y después de la victoria de Patxi López, el secretario de organización del PSOE, José Blanco, hizo dos claras advertencias ante la tentación de que el sector perdedor decida no integrarse en la ejecutiva, algo que casi todo el mundo creía ayer muy factible. Primero, Blanco dijo que el que "decida autoexcluirse" lo hará bajo su propia responsabilidad y, después, tras la elección de López, reiteró que "quien dé un paso atrás [frente a la voluntad integradora de López tras su elección] será responsable en exclusiva de su actuación". El sector de Totorika quiere evidenciar con su negativa a entrar en la ejecutiva la "fosa ideológica" que hay con el proyecto de López. Con todo, el nuevo líder no tiraba anoche la toalla No parecía problemática la integración del Nuevo Socialismo Vasco, que encabeza Gemma Zabaleta, que sumó ayer 29 votos (6%) y que se constituirá como corriente interna. Zabaleta defendió el "federalismo como el mejor antídoto frente al secesionismo del PNV y el unitarismo del PP".
Rodríguez Zapatero tenía interés en que estuviera en la ejecutiva el parlamentario y responsable del PSE en las mesas de seguridad, Víctor García, y así integrar Álava. A tal efecto, según fuentes próximas al secretario general, habló dos veces por teléfono con el responsable de esa provincia, Javier Rojo, si bien anoche aún no se había tomado la decisión.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 24 de marzo de 2002