Vaya, parece que seguimos igual. Cada mañana, cientos de personas eligen el metro de Madrid para trasladarse. ¡Metro de Madrid, vuela! Pues sí, será mejor que vueles porque entrar en un vagón es realmente una hazaña digna de un campeón. Y si consigues entrar, ahora viene lo más difícil: intentar respirar y no morir aplastado entre tanta gente.
Pues sí, todo sigue igual, porque desde hace cuatro años que tomé contacto con esta rutina diaria no he visto ni un solo cambio.
Por favor, si en hora punta se necesitan más trenes, mayor frecuencia o trenes más grandes, hagan un pequeño esfuerzo y doten de los medios necesarios para ofrecer un servicio de calidad.
Y si esto es mucho pedir, al menos un servicio en el que cada día no tengamos que rezar para que no ocurra una desgracia.
Mientras tanto, sigan inaugurando nuevas líneas, metrosures, metronortes, etcétera. Que a mí me parece muy bien que el metro llegue a todas partes, que sea el medio de transporte mayoritario en la ciudad frente al coche, y aguantaré y pagaré sus tremendas subidas de precio cada año.
Pero no sirve con que el metro 'llegue' si utilizarlo va a ser toda una aventura de la que no sabes cómo saldrás parado.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 24 de marzo de 2002