El escándalo de Enron y Andersen ha puesto de manifiesto la necesidad de establecer nuevos controles para las auditoras. El hasta hace poco alabado sistema de autorregulación de la profesión llevado a cabo en Estados Unidos está en tela de juicio. Varias autoridades, entre ellas el propio presidente Bush, se aprestan a presentar planes para ver quién audita a los auditores.
El presidente propone un órgano regulador independiente al que los auditores no puedan ningunear como han hecho con el recientemente extinto Public Oversight Board (POAB). Tanto Bush, como el responsable del POAB y el de la SEC, el organismo supervisor de la Bolsa, se inclinan por la creación de entes con capacidad de inspeccionar y sancionar a las auditoras. Y el Congreso está decidido a meter en vereda a la profesión
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 24 de marzo de 2002