He causado mucha controversia en Madrid por decir 'mande'. Me ha causado una especie de duda y reflexión. '¿Mande?', yo pregunto. ¿Soy loca, soy una persona humilde, inculta, mal educada por pronunciar estas cinco letras que corre en boca de 90 millones de mexicanos todos los santos días? A lo mejor esta palabra suena desagradable en el oído del no mexicano, pero en realidad es una forma muy educada de decir ¿qué?, ¿cómo?, ¿qué quieres?
En vez de burlar o enfadarse, hay que reconocer la riqueza cultural del idioma castellano y aceptar las diferencias -la pollera, la concha, el bicho, la pija, bárbaro, chévere, guay, padre-, palabras normales, palabras corrientes, palabras que reflejan nuestras sociedades y, bueno, a nosotros.
Dentro del mundo de habla hispana dejemos de juzgar uno al otro por una simple palabra.
Ser una persona culta en realidad significa abrir la mente y aceptar a los demás tal y como son.
A lo mejor en España, por la distancia con los países americanos, no están acostumbrados a las diferencias en nuestro idioma.
Pero no tienen la culpa los 90 millones de mexicanos.
Hay nacionalidades dentro de este país que rechazan la idea de España y se niegan hablar el castellano. Bueno, yo no entiendo estas cosas ni muchísmas más,yo simplemente pregunto: ¿mande?-
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 24 de marzo de 2002