De acuerdo, el metro es rápido, puntual y tiene unas instalaciones correctas y limpias. Pero pocas veces se menciona el progresivo hacinamiento a que nos vemos sometidos los viajeros, que me parece inaceptable. Yo lo procuro evitar y opto por el autobús, pero me temo que con la redistribución de líneas para evitar la duplicidad se me condene a utilizar el metro. En fin, me he sentido obligado a disentir del triunfalismo que se nos vende sistemáticamente sobre el magnífico metro de Bilbao.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 24 de marzo de 2002