Selecciona Edición
Selecciona Edición
Tamaño letra
OPINIÓN DEL LECTOR

Plan Hidrológico

Sería paradójico que la oposición popular al Plan Hidrológico Nacional (PHN) muriese ahogada en ese agitado mar de tramitaciones, enmiendas y concesiones como moneda de cambio en las que los ciudadanos de a pie apenas sabemos desenvolvernos. A mi modo de ver, no deben perderse de vista cuatro reflexiones que deberían ser suficientes para impedir la aprobación del actual PHN:

1. El uso racional del agua es prioritario. De un recurso cada vez más escaso, hay que regular la demanda, no la oferta. Históricamente, los trasvases y grandes embalses sólo han servido para desequilibrar territorios. El suministro de agua subvencionada no puede servir para redistribuir la renta.

2. Los perdedores de la aplicación del plan están claros: la salinización y regresión del delta del Ebro y el daño a la plataforma litoral, pero también el deterioro de la actividad económica de la zona.

3. Los principales beneficiarios son las grandes constructoras y las inmobiliarias a la búsqueda de beneficio rápido.

4. Amplios sectores sociales han hecho oír su voz discrepante. La nueva cultura del agua es una cuestión que supera al Gobierno actual y debe ser debatida en otros foros. Nos estamos jugando el futuro.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 26 de marzo de 2002