Lo que no consiguió el franquismo lo ha logrado el mercado. La librería Cinc d'Oros tiene que cerrar. Lo peor no es perder librerías; lo peor es perder libreros. Vaya desde aquí nuestro adiós público, que esperamos poderles dar en persona, a nuestros libreros de tantos años. A Carmen, a Carme, a Cloti (in memoriam), a Pablo, a Àngels, a Elena... ¿Quién acogerá a un par de viejos lectores como lo hicieron ellos en su / nuestra librería?
Decididamente, un mundo se está acabando, ¿dónde está el recambio?-
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 28 de marzo de 2002