Me resulta inaudito que cierta gente se eche las manos a la cabeza porque se muestre una escena de toreo en Hable con ella, de Pedro Almodóvar. El mundo taurino no es santo de mi devoción, más que nada porque no estoy de acuerdo con el hecho de que la injusta tortura de un animal se convierta en un aplaudido espectáculo.
Después de leer las críticas de ciertos sectores hacia la película, me pregunto: ¿dónde se encuentran estas quejas cada vez que hay una corrida de toros?
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 28 de marzo de 2002