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Los usuarios defienden el derecho al acceso a programas abandonados por las empresas

El movimiento abandonware (software abandonado) va en alza. Numerosas páginas facilitan a los internautas el acceso gratuito a viejos programas y manuales que ya no existen en el mercado, por haber desaparecido el fabricante o bien porque éstos han interrumpido su comercialización, han lanzado nuevas versiones o, simplemente, ha cesado el soporte.

La práctica del abandonware es ilegal desde el punto de vista de los derechos de autor; pero la industria, de momento, no ha tomado medidas legales en su contra. Cuando un consumidor compra un software sólo adquiere los derechos de uso, pero no su propiedad, y no los puede ceder a otros, como reza en la mayoría de contratos que adjuntan los programas y sistemas informáticos. Al cabo de unos años, ese programa se queda obsoleto y el fabricante no acostumbra a facilitar copias de la versión más actual.

El empleo de programas obsoletos tiene diferentes motivaciones: en algunos casos, el público los necesita para recuperar información almacenada en sistemas incompatibles con los actuales; en otros casos, el usuario emplea ordenadores también anticuados (un 386, por ejemplo) y ha perdido o tiene inutilizados los discos de instalación del sistema operativo o de algunas de sus aplicaciones.

Entre las joyas que se encuentran en Internet para su descarga están las primeras versiones del MS-DOS, el Windows 1.0 de Microsoft, hojas de cálculo como Lotus VisiCalc, o el programa fotográfico Photoshop 1.0.

El término abandoware se aplica a los programas que tienen una edad superior a dos versiones (por ejemplo PhotoShop 4.0, Word 6.0, Windows 95, Mac OS 7, por ejemplo) o siete años desde su comercialización.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 28 de marzo de 2002

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