Se llama Eduardo Hernández-Sonseca, pero antes o después tendrá que elegir su nombre de guerra, algo más corto, más fácil de memorizar. Tiene 18 años, mide 2,13 metros y ha salida de la cantera. Las lesiones de Tarlac, Tabak y Struelens le han allanado el camino y ayer, en Rusia, a él le tocó, casi en solitario, aguantar al Madrid bajo los dos tableros. Hizo algo más que aguantarlo. Hizo lo siguiente: 28 puntos -con 10 de 14 en tiros de dos y 8 de 8 en libres-, seis rebotes y cuatro tapones.
Resistió el Madrid lo que a ratos pareció un concurso de triples, encestó 9 de 22 intentos por 9 de 20 de su rival, y se llevó una victoria que de poco le sirve, dado que la primera plaza del grupo pertenece, y seguirá perteneciendo salvo hecatombe, al Kinder de Bolonia, pero que al menos le sirvió para demostrar, y demostrarse, que es capaz de hacer un balonceto de gran nivel. El Ural, eso sí, es una piltrafa en defensa, lo que sirvió a Alberto Angulo para encestarlo todo, a Djordjevic para repartir asistencias mirando al tendido, y a Hernández-Sonseca para graduarse como jugador del Real Madrid. Y un dato: tanta fue la puntería de los blancos que encestaron los 34 tiros libres que lanzaron.
URAL GREAT 104| REAL MADRID 113
Ural Great: Karasev (8), Liadelis (29), Daineko, Avleev (23), Mijailov (10); Panov (2), Bowie (8), Sheiko, Pegushin (17) y Bashminov (7). Real Madrid: Attruia (5), Alberto Angulo (30), Vukcevic (21), Lucio Angulo (6), Hernández-Sonseca (28); Llorente, Djordjevic (16) y Lampe (7). 6.500 espectadores en el Molot Sport.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 28 de marzo de 2002