Se fue él, pero quedan sus películas, insuperables en todos los géneros. Dejó instrucciones claras a su esposa, Audrey Young, de que no quería ningún funeral, pero los recuerdos y los elogios del mundo del cine no cesan. La actriz Shirley McLaine, que trabajó con él en El apartamento e Irma la dulce, ha declarado: "Aprendí más con él que con nadie". Su Austria natal y Viena, donde pasó su juventud, decretaron luto oficial.
McLaine se convirtió en estrella gracias a Wilder. Su papel de ascensorista y amante clandestina del jefe de Jack Lemmon en El apartamento conquistó el mundo. Y también la prostituta parisiense Irma, la dulce, otro de los éxitos sonados del director, en el que también se lucía la pareja formada por Lemmon y McLaine, tan cercana, llena del encanto y la ternura que a veces proporciona la normalidad de unos espaguetis colados en una raqueta de tenis. La actriz hizo su declaración: "El gran maestro ha terminado su vida aquí", dijo esta intérprete fascinada por la espiritualidad y las religiones: "Escribirá y dirigirá otra obra maestra en el cielo. Aprendí más de él que de nadie. Le echaré de menos hasta que nos volvamos a encontrar".
Pero entre los directores de Hollywood también reina el dolor. "Su mente y su personalidad eran muy fuertes. Es difícil imaginar que se ha ido para siempre", aseguró Curtis Hanson, director de L. A. Confidencial y Jóvenes prodigiosos. "Como hombre fue irreverente, por supuesto, pero también un humanista. Además, fue el más incansable enemigo de la pomposidad, particularmente en esta época de exagerado egocentrismo. Y como guionista y director fue un gran ejemplo y un maestro para todos nosotros", afirmó.
Austria, país de origen del cineasta Billy Wilder, se despertó anteayer apenada por la noticia de su fallecimiento en Los Ángeles, y en Viena, donde vivió en su juventud, el Ayuntamiento izó ayer una bandera negra en señal de luto.
El presidente de Austria, Thomas Klestil; el canciller federal y líder democristiano, Wolfgang Schuessel, y el alcalde de Viena, Michael Hauepl, entre otras muchas personalidades de diversos ámbitos, se han condolido por la pérdida de Wilder.
"Con gran duelo se despide Viena de Billy Wilder. La ciudad en la que pasó su juventud debe considerarse afortunada de que quien en 1933 emigró a Estados Unidos mostró, en sus últimos años, mucho interés y cariño por la ciudad de su juventud", señaló Hauepl. El alcalde recordó que Wilder recibió la Ciudadanía de Honor de Viena el pasado año "en agradecimiento a su vida ejemplar, su obra inigualable de artista del cine y de cosmopolita".
"La expulsión de nuestra ciudad de lo que representaba la inteligencia y genialidad de la década de los años treinta del pasado siglo debe hacernos reflexionar de nuevo profundamente en el día de hoy en que hemos recibido la noticia de la muerte de Wilder", aseveró. El director dijo en una ocasión, cuando le preguntaron por qué emigró a Hollywood huyendo del horror nazi, que cayó con toda su brutalidad sobre su familia: "No fue idea mía, fue cosa de Hitler".
El realizador, cuyo nombre real era Samuel Wilder, llegó en 1914, a los 12 años, a Viena desde su localidad natal de Sucha Beskidzka, cerca de Cracovia, entonces parte del Imperio austro-húngaro de los Habsburgo y hoy perteneciente a Polonia.
Wilder comenzó a estudiar leyes, pero a los tres meses abandonó la Universidad de Viena para trabajar duramente en un diario, lo que él mismo ilustró con una anécdota: "En un solo día tuvo que entrevistar al compositor alemán Richard Strauss, al dramaturgo austriaco Arthur Schnitzler y a su compatriota Alfred Adler, quien junto a su creador, el también austriaco Sigmund Freud, era una de las dos figuras principales del psicoanálisis".
El último gran irónico para Almodóvar
"Billy Wilder es, junto a Buñuel y Hitchcock, uno de mis tres maestros", ha dicho el cineasta español Pedro Almodóvar a EL PAÍS. "Él era la última leyenda viva. La última expresión de la ironía y la mordacidad que tanto falta en EE UU".
"Tuve la suerte", continúa Almodóvar, "de conocerle en Los Ángeles, cuando Mujeres al borde de un ataque de nervios era candidata al Oscar. Ya era un hombre mayor, tenía más de 80 años. Me dió un consejo: 'Nunca ruedes una película ni aquí ni en inglés'. Yo le respondí que él se había pasado casi toda la vida rodando ahí y en inglés, que lo que me decía era contradictorio. Me contestó: 'Lo digo por eso".
"Era un hombre muy despierto, le pregunté que por qué no rodaba otra película y me dijo que creía haber perdido la conexión con las historias que podían interesar a la gente. Entonces ya había muerto su coguionista, I. A. L. Diamond, y eso posiblemente le había hecho perder seguridad. Todo lo que hablamos destilaba su humildad. Wilder ha superado todas las modas. Todas sus filmes son contemporáneos. Era un maestro de la tragedia, de la comedia. Muchas de sus películas fueron maltratadas, pero a partir de ahora será una rereferencia para el cine, es posible que también llegue una nueva época de Billy Wilder hecha por otros".
Otros directores españoles como Vicente Aranda o Antonio Giménez Rico lamentaron también la pérdida. "El apartamento es una obra maestra", dijo Aranda, mientras que Giménez Rico aseguró que Wilder exploró "el lado más terrible de la comedia".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 31 de marzo de 2002