La imagen de Juan Pablo II sujetando con extrema dificultad la cruz el pasado Viernes Santo, en la XIV estación del Via Crucis, ha vuelto a encender las alarmas. ¿Está al límite de sus fuerzas ¿Prepara su dimisión? Los rumores de una posible retirada del Papa se multiplicaron el viernes y obligaron a dos cardenales de la Curia romana a pronunciarse nuevamente. "El Papa está bien en su puesto. Le cuesta caminar pero su cabeza funciona perfectamente", declaró Giovanni Cheli, y el purpurado chileno Jorge Arturo Medina dijo: "Jamás dejará su puesto".
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Por primera vez en su Pontificado, el sexto más largo en la historia de la Iglesia, Karol Wojtyla se ha visto obligado a reducir drásticamente su participación en la Semana Santa. No pudo celebrar la misa del Domingo de Ramos, ni cumplir el rito del lavado de pies a los sacerdotes el Jueves Santo, ni mucho menos llevar la cruz a cuestas en el Vía Crucis del Viernes Santo. Ayer, fue necesario instalar un altar especialmente bajo para que pudiera celebrar la vigilia de Sábado Santo, y a lo largo de toda la semana se ha desplazado en una plataforma con ruedas.
Aunque el Vaticano anunció el mes pasado que las limitaciones motrices del Papa sólo se deben a una artrosis de rodilla, el aspecto general del pontífice causa preocupación dentro y fuera de la Santa Sede. El historial clínico de Wojtyla es abultado, debido al atentado de 13 de mayo de 1981, de dond parten casi todos sus problemas. Un mes después de ese suceso, tuvo que ser hospitalizado por una infección de megalovirus, transmitido con las transfusiones de sangre. En 1992 le extirparon un tumor en el colon. En 1993 se fracturó un hombro en una caída, y en otra en 1994 se rompió el cuello del fémur derecho, por lo que cojea sensiblemente.
Para entonces, la prensa había dado ya con la clave de los temblores de su mano izquierda: el Parkinson. El aspecto de Juan Pablo II se resiente de las muchas dolencias, y de las grandes dosis de medicamentos para combatir el Parkinson y las infecciones intestinales periódicas. En un viaje a Polonia, su país, en 1999, sufrió una caída y una fuerte gripe.
Los obispos deben abandonar a los 75 años y los cardenales pierden la potestad de participar en un cónclave a los 80 años. No parece que sea ésa la situación de Wojtyla, que cumplirá 82 en mayo. El cardenal Medina, prefecto de la Congregación del Culto Divino, en declaraciones a la cadena TVN, aseguró el viernes que Juan Pablo II no dejará nunca el trono, y contó una anécdota: "Alguien le preguntó hace tiempo por qué, con sus condiciones de salud, sigue con su misión y el Papa respondió: 'Porque Jesús no ha bajado de la Cruz'". Por su parte, el cardenal Cheli desmintió la existencia de ningún lobby en la Curia que "desee su salida de escena".
Los rumores de dimisión han jalonado los últimos años de Wojtyla, y fueron recogidos de nuevo hace una semana, por el escritor católico Vittorio Messori, que denunció la convergencia que se habría producido recientemente en el Vaticano entre sectores ultraconservadores y liberales en pro de la dimisión. Según el escritor, los primeros temen que siga su acercamiento a otras religiones y, sobre todo, siga pidiendo perdón en nombre de la Iglesia. Los segundos esperan que su línea conservadora en el gobierno de la Iglesia y en cuestiones dogmáticas, sea superada por alguien más progresista.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 31 de marzo de 2002