Determinados políticos, de variada condición y 'color', nos demuestran un día sí y otro también, su irrefenable afición a regalarnos, sin pedirlo, auténticas perlas dialécticas, en lo que parece un contínuo ejercicio de incontinencia verbal. Hay momentos en los que esa particular contaminación sonora alcanza cotas difícilmente soportables. Y en esas parece que estamos ahora (y casi siempre).
Sí, ya lo sé, los Reyes Magos se celebran en enero, pero aún así, me gustaría formular un deseo: siquiera durante unos días (estas fechas de Semana de Pascua podrían servir) que nuestros señores políticos enmudezcan, y mediten.
La cuestión terrorista es lo suficientemente delicada para que nadie la manosee. Nadie. Y ya se sabe que la soberbia es mala consejera.
Sean imaginativos, y piensen. Piensen, que a nadie le sale humo por las orejas por pensar. Todo lo más, surgen ideas. Y para eso se les ha elegido ¿o no?
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 2 de abril de 2002