¡Qué suerte tenemos! Con estos gobiernos paternalistas y sancionadores, como el de la Comunidad de Madrid, que lejos de ahondar en la educación, información y del estudio realista del impacto social de las drogodependencias (donde no solo están la Heroína o las pastillas que tanta alarma social crean, sino también el tabaco, el alcohol o incluso el café), y buscar así alternativas al consumo de drogas, siempre relacionado con el ambiente sociocultural que nos rodea, donde no hace mucho tiempo el tabaco era un signo de dignidad y el alcohol la salsa de nuestras fiestas y celebraciones.
Parece que el camino es el de criminalizar y sancionar esas conductas que hasta hace bien poco se alentaban y premiaban socialmente. Por eso el PP, con su doble moral, ha decidido sancionar al fumador en lugares públicos, y al bebedor callejero. Supongo que con la intención de no solucionar el problema, sino de lavarse las manos ocultándolo y sancionándolo. Creo que este camino de criminalización es uno de los mayores errores en el tratamiento de las drogodependencias y que se debe hacer un ejercicio de responsabilidad y sentido común, yendo al problema y no al síntoma. Y buscar así soluciones a la raíz del problema.
Lo único que consigue esta política es la poda otoñal del árbol, pero en primavera volverá a florecer. Con lo cual nos dicen estos gobiernos: 'Chicos ser buenos u os podo!'
Desde aquí hago un llamamiento a la responsabilidad, la educación, y la libertad individual.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 5 de abril de 2002