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Reportaje:

Todas las armas contra la malaria

El centro español en Mozambique probará un nuevo tratamiento preventivo en niños menores de un año

Pedro Alonso es un médico español con enfoque global. Coordina el Centro de Salud Internacional (CSI) del Hospital Clínic de Barcelona y desde él dirige el único centro español en África (y uno de los pocos europeos) dedicado a la investigación sobre enfermedades de gran incidencia, especialmente en los países en desarrollo.

'Me gustaría que dentro de unos años este trabajo diera lugar a una nueva arma contra la malaria igual que los estudios de hace 10 años en los que participé han llevado a adoptar las mosquiteras con insecticida como piedra angular de la actual estrategia contra esta enfermedad', comentó ayer Alonso. Se refería a un proyecto que se va a iniciar en el centro, situado en Manhiça, al sur de Mozambique, con el objeto de verificar si el tratamiento de niños menores de un año con una combinación de medicamentos muy barata es eficaz en la prevención del contagio de la malaria. El ensayo, que durará tres años, está financiado por la Fundación BBVA con 900.000 euros. Se añade el centro a otros ya en marcha o en preparación, financiados por fundaciones como la de Bill Gates y la Roosevelt, la Organización Mundial de la Salud (OMS) y los Institutos Nacionales de Salud de EE UU, que exploran distintas posibilidades de lucha contra la malaria y otras enfermedades.

Estrategia

La malaria, con 300 millones de casos en el mundo al año y tres millones de muertes anuales, la mayor parte en niños menores de cinco años, es un problema de salud de tal magnitud en la mayor parte del África subsahariana que es necesario probar cualquier vía que prometa, explican los especialistas. Pero hacer ensayos clínicos en estos países no resulta nada fácil. Ése es uno de los escollos a los que se enfrenta la OMS para elaborar una estrategia mundial contra esta enfermedad y de ahí la utilidad de centros como el Manhiça, financiado en su mayor parte por la Agencia Española de Cooperación Internacional.

El ensayo que se anunció ayer sigue a otro piloto realizado por el mismo equipo en Tanzania con resultados prometedores -se publicó en la revista The Lancet- y aprovecha la vacunación de los niños a los dos, tres y nueve meses para administrarles tres dosis consecutivas de sulfadoxina-pirimetamina, explicó Clara Menéndez, epidemióloga del CSI. Se hará sobre 2.000 niños y también se probará en 600 mujeres embarazadas, con el mismo propósito de evaluar la capacidad potencial del medicamento en tratamiento intermitente.

'Se trata de evitar el contagio a edades tempranas sin interferir en el desarrollo de la inmunidad natural, que es el mejor arma de que disponen los habitantes de estos países', subrayó Alonso. La profilaxis continua en adultos no es viable en estos países por el coste y la resistencia que se genera pero llegar a la inmunidad tiene un coste muy alto en mortalidad temprana. Esto es lo que se trata ahora de evitar.

Uno de los primeros ensayos en el centro de Manhiça fue sobre la vacuna del científico colombiano Manuel Patarroyo. Ayer, Alonso descartó su utilidad categóricamente: 'La vacuna no es aplicable', dijo. Ahora se va a empezar en el mismo centro el ensayo fundamental de otra vacuna candidata, la de la empresa Glaxo Smithkline, sobre niños de entre uno y cuatro años, financiado por la Fundación Gates.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 5 de abril de 2002