La ley de especulación y desalojos forzosos vigente desde enero de 1995 ha duplicado desde entonces los precios de las viviendas y demás inmuebles y los pisos están siendo desalojados forzosamente a un ritmo que hace que, sólo en Madrid capital, lleguen a varias decenas las viviendas en las que eso sucede cada día.
Lo que ha venido a añadirse al precedente de las fortísimas subidas especulativas de los precios que ya provocó el decreto Boyer y bajo cuya vigencia desde 1985 descendieron en centenares de miles las viviendas en alquiler. Mientras que los enormes precios de los pisos, que con todo eso se han provocado y la aplastante carga fiscal que, encima, recae sobre tales precios, constituye un buen drástico obstáculo para comprar viviendas y alquilarlas. En esta materia, tan importante socialmente, la legislación antiusuarios y los abrumadores impuestos están teniendo consecuencias harto desastrosas.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 6 de abril de 2002