Martes 26, 11.30 horas. Me avisan por teléfono de una desgracia familiar. El entierro será el jueves, a las 16.30, en Angoulême (Francia). Pasada la primera congoja, pienso en irme para allá. Desecho hacer 1.000 kms de tirón en coche y llorando. Desecho, por razones presupuestarias, tres aviones y un tren. Decido ir en tren. Llamo a Renfe: comunica... Vuelvo a llamar: tiene puesto el contestador... Me bajo al pueblo a consultar con la agencia de viajes. Me sacarían un billete de tren, cobrandome por el servicio 1,80 euros, pero en estos momentos, me explican, Renfe les ha cortado el 'suministro directo'. Me aconsejan volver mañana. Me acerco a otra agencia: me sacarían un billete de tren si pudiesen, pero no pueden. Pueden hacerme unas hipotéticas reservas hasta la frontera, pero tendría que estar en la estación con dos horas de antelación para recoger el billete, y despues de la frontera... que me las apañe. Vuelvo a casa preocupada. ¿Me voy en coche? Mis hijos amenazan con atarme a la silla antes que dejarme coger el volante en este estado. Miercoles: sigo llorando. Ya he perdido la esperanza de llegar a tiempo para el entierro, por lo menos quiero acompañar a mi hermana durante los días siguientes. Me tranquilizo y vuelvo a la agencia de viajes. Quiero un billete para el sábado. No hay problema, me dicen sonrientes, pero cuando se enteran que es para Francia, la cosa cambia: 'Ay, no, solo podemos sacarle hasta la frontera...', pero no hay problema, cuando llega a Francia, saca el resto del billete, y ya está. Digo que lo siento, pero que cuando viajo, sobre todo para una emergencia, quiero tener la seguridad de poder llegar... No sé, empiezo a sentirme extraña por la forma en que me miran todos. ¿Me habré vuelto yo demasiado exigente? Vuelvo a casa con el ánimo a la altura del zapato. Ultima intentona... vuelvo a conectarme a Internet. Ahí estan todos los trenes, con sus correspondientes horarios, número de vagón y todo. Solo falta la reserva que 'es obligatoria' y que puedo sacar desde aquí, pero no hay forma de recogerla en España, como no sea con siete días de adelanto. Vuelvo a llamar a Renfe. Milagro: me cogen el teléfono. Explico cuál es mi problema, que no es tal me dice la operadora, ya que ellos estan capacitados para hacerme todo tipo de reserva en territorio nacional o internacional, faltaría más...El único problema es que no tienen horarios de trenes allende la frontera, porque no se los han enviado este año... Le digo que los horarios ya los tengo y hasta el tren, que lo he mirado en Internet y ... Pues no hay problema, sigue imperturbada la señorita, vaya usted a la estación con la información en la mano y con esto, me asegura, el empleado de turno no tendrá inconveniente en satisfacer mi petición. Estamos a 27 de Marzo del 2002, y esto ocurre en Valencia.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 8 de abril de 2002