Selecciona Edición
Selecciona Edición
Tamaño letra

Ningún drama en los vestuarios

El G-3 piensa que la mentalidad del equipo ha ido mejorando

Esta vez no hubo dramas en el vestuario, ni nadie se rasgó las vestiduras. Sin embargo, la sensación que se reflejó en las caras de los jugadores y de los capitanes del equipo español fue de cierta frustración. El pensamiento que sobrevolaba por aquella habitación era el de qué hubiera podido ocurrir si Àlex Corretja no se hubiera lesionado. Y para los ocho protagonistas de la eliminatoria, la respuesta era contundente: se habría ganado.

Tras la victoria de Roddick sobre Alberto Martín, la derrota ya estaba consumada. Pero incluso cuando Tommy Robredo saltó a la pista para enfrentarse a James Blake, que sustituyó a un Sampras que renunció a su 100ª victoria en hierba, flotaba en el ambiente la nueva dimensión que ha asumido el equipo español: ganar fuera también es posible. "Ahora, los jugadores se creen que pueden hacerlo", señala Josep Perlas, uno de los tres miembros de la capitanía española. "Y eso es un avance importantísimo en relación a la última eliminatoria que jugamos a domicilio en Holanda el año pasado".

Hasta ahí llevó la sorprendente victoria que Corretja consiguió sobre Pete Sampras en la primera jornada de estos cuartos de final. "Para mí el valor más importante de aquella victoria no es que yo ganara a Sampras, sino que un español superó a uno de los mejores jugadores de la historia en su casa y en hierba, su superficie predilecta". Probablemente, esta idea expresada por Corretja le sirvió a Tommy Robredo para fortalecer su mentalidad y endosar un 6-1 y 5-4 a James Blake, antes de que la lluvia le impidiera cerrar su victoria y dejar el marcador definitivo en 3-2.

Lo que más valoran tanto los jugadores como los capitanes es que con un equipo de circunstancias (se llegó a Houston con las bajas de Juan Carlos Ferrero y de Carlos Moyà) se puso el miedo en el cuerpo al potente equipo estadounidense. "Eran las peores circunstancias para nosotros", agregó Perlas, "pero desde el momento en que llegamos aquí tuvimos el convencimiento de que podíamos sacar algo positivo".

La última victoria foránea de España se remonta a 1999 cuando el viaje a Nueva Zelanda por la permanencia se saldó con un 0-3. Antes, en 1998, el equipo español había ganado a Brasil en Porto Alegre en la primera ronda, pero la eliminatoria se jugó en tierra batida. La última gran victoria a domicilio se logró en Rusia sobre una pista interior de caucho, en 1990, y que supuso la permanencia de España en el Grupo Mundial.

"Ganar fuera es nuestra asignatura pendiente", aseguró Jordi Arrese, que actuó de capitán en Houston. "Pero, aunque hemos perdido, aquí hemos demostrado que podemos hacerlo". Perlas agregó: "Hemos dejado mucho potencial en el camino y han intentado perjudicarnos en todo lo que han podido. Los dueños del club recibieron instrucciones muy concretas de la federación estadounidense para que no nos facilitaran las cosas. Pedimos que no pusieran música en los intercambios, o al menos que la pusieran suave. La pusieron fuerte, cuando a nosotros en España nos amonestaron porque sonaban unos tambores. Nos han cambiado tres veces de vestuario. Nadie nos ha ayudado. Y aún así hemos tenido opciones".

La guinda la puso ayer Alan Mills, cuando sin contar con Jordi Arrese decidió suspender definitivamente el último partido parado por la lluvia. Sampras y Martin se habían marchado al hotel cuando se lo comunicó al capitán español. Arrese no se calló: "Quedan cuatro horas de luz y queremos ganar el punto". Nada estaba aún decidido al cierre de esta edición.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 8 de abril de 2002