Hace unos días nos enteramos por los periódicos de que la Consejería de Educación está a punto de firmar un convenio por 39.999 euros con la Fundación Solidaridad Humana para que imparta 60 talleres de educación sexual en institutos de la región.Dicha fundación está al parecer vinculada a la Iglesia católica.
Nos parece intolerable que después de años en los que la sexualidad ha estado absolutamente ausente de la educación de los jóvenes, la primera aproximación que se les dé ahora sea la que ofrece la Iglesia católica.
Con todo el respeto que nos merecen los millones de católicos progresistas que hay en el mundo (y los millones de católicos gays y lesbianas), la Iglesia católica no es la más indicada para dar clases de sexualidad a nadie.
¿Va a dar estas clases la misma Iglesia católica que ha ocultado durante años los casos de abusos sexuales a niños y adolescentes? ¿La misma institución que, aun teniendo en sus filas a miles de gays y lesbianas, es al mismo tiempo una de las instituciones más homófobas que existen?
¿Es normal que se entregue la educación sexual de los jóvenes a una institución que se niega a promocionar el uso del condón como medio para evitar el contagio de sida o los embarazos de adolescentes?
¿A una institución que sostiene que no es aceptable el uso de ningún medio anticonceptivo en el país de más baja natalidad del mundo? Más que intolerable, es peligroso.
El señor Mayor Oreja ha puesto a enseñar sexualidad en colegios e institutos públicos a una organización confesional violando, una vez más, la aconfesionalidad de la enseñanza pública y ha puesto además a niños y jóvenes a merced de una institución que ha demostrado que no respeta algunos de los valores constitucionales, como son la no discriminación por razón de sexo u orientación sexual.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 8 de abril de 2002